Acabo de verlo claro.
Estaba en el sofá, viendo Anatomía de Grey, y, de repente, me he dado cuenta de todo lo que ha cambiado, del camino que empezó en aquel sofá que no era mi sofá y que, desde éste, que sí es mi sofá, me he dado cuenta de qué pasa ahora.
Ahora pasa que hace dos días me crucé con el dueño del otro sofá y me sonrió. Me sonrió y de pronto redescubrí ese "je ne sais pas quoi" salvaje que él tiene y a mi me pierde. Me sonrió y todo, que estaba normal, empezó a estar raro. Él estaba raro y yo... también.
Hoy me ha mirado de lejos y le he visto hacerlo. De pronto parecía que me estaba metiendo en una máquina del tiempo y... me ha dado miedo. O quizá no, quizá no ha sido miedo, pero sí me ha dado vértigo, un vértigo que se me ha agarrado al cuerpo y me hace tambalearme.
Me tambaleo porque ahora que lo tenía claro, no sé qué está pasando, y sin embargo, creo que algo pasa. Me tambaleo porque mañana podría quedar con él (con más gente), pero ahora no sé si quiero yo. Lleva tanto tiempo huyendo de mi que me he acostumbrado. Me he hecho cómoda supongo, y ahora, que estoy en el otro lado, no sé si quiero quedar con él.
Y de pronto, en el sofá, - el mío - pensando en otra cosa, me ha venido a la cabeza. Me ha venido a la cabeza cómo me fui de su casa. Como dejé atrás mi sofá preferido mientras él me decía con lágrimas en los ojos que estaba guapísima, que le gustaba mucho. Mientras me decía que me quería. Pero aún así, me dejó marchar y se acostumbró a estar sin mi, a que yo no me hundiera en el sofá.
Y así, de pronto, he tenido claro que lo que ocurrió no fue sólo que tuviera miedo, no fue sólo que tuviera un pasado del que no se pudiera desenganchar, no fue sólo que le diera miedo ser feliz. La verdad, la única verdad supongo, es que no apostó por mi.
No apostó y ahora... ahora no sé si estoy preparada, o dispuesta, o... lo que sea que haya que estar, para correr el riesgo otra vez.
No nos vemos mucho, pero sé como sonríe... y la de ayer no fue igual, pero no apostó.