miércoles, diciembre 02, 2009

Otro sofá, otro país, otro hombre

Me paso las noches arrebujada en un sofá, debajo de un edredón siempre compartido con un hombre al que podría llamar chico porque le saco diez años. Once en realidad, pero yo nací a mediados de diciembre, y él, el uno de enero, así que me gusta pensar que son sólo diez y unos días, y que diez años no son nada.
Me gusta pensarlo porque ahora mismo no le pediría a la vida nada más que seguir ahí, en ese o en cualquier otro sofá, en éste o en cualquier otro país, con ese o cualquier otro edredón, pero con el mismo hombre, y el sueño de que, quizá esta noche, pueda ser mío.

domingo, abril 20, 2008

Desde la distancia de mi sofá

¿Venganza? Me he reído como si lo fuera.
El dueño de mi sofá está ahora al otro lado del mundo. Pero, igual que cuando estaba en éste, sigue teniendo ese infantil afán de protagonismo que tanto odio y tantas veces perdono. Se ha enfadado con nosotros, con todos nosotros, por no estar pendientes de él y sus vicisitudes tanto como él quisiera. Lo peor, o lo mejor (no estoy muy segura) es que sí que lo estamos. Lo mejor (sin duda, esta vez) es que uno de sus amigos ha ratificado mis palabras.
Una vez más él ha preferido creer su versión de mi verdad. Pero esta vez, alguien - nada sospechoso de conocerme -me ha ahorrado el trabajo de recordarle que cuando digo algo es porque lo siento.

viernes, abril 13, 2007

Otra visión desde mi sofá

Acabo de verlo claro.
Estaba en el sofá, viendo Anatomía de Grey, y, de repente, me he dado cuenta de todo lo que ha cambiado, del camino que empezó en aquel sofá que no era mi sofá y que, desde éste, que sí es mi sofá, me he dado cuenta de qué pasa ahora.
Ahora pasa que hace dos días me crucé con el dueño del otro sofá y me sonrió. Me sonrió y de pronto redescubrí ese "je ne sais pas quoi" salvaje que él tiene y a mi me pierde. Me sonrió y todo, que estaba normal, empezó a estar raro. Él estaba raro y yo... también.
Hoy me ha mirado de lejos y le he visto hacerlo. De pronto parecía que me estaba metiendo en una máquina del tiempo y... me ha dado miedo. O quizá no, quizá no ha sido miedo, pero sí me ha dado vértigo, un vértigo que se me ha agarrado al cuerpo y me hace tambalearme.
Me tambaleo porque ahora que lo tenía claro, no sé qué está pasando, y sin embargo, creo que algo pasa. Me tambaleo porque mañana podría quedar con él (con más gente), pero ahora no sé si quiero yo. Lleva tanto tiempo huyendo de mi que me he acostumbrado. Me he hecho cómoda supongo, y ahora, que estoy en el otro lado, no sé si quiero quedar con él.
Y de pronto, en el sofá, - el mío - pensando en otra cosa, me ha venido a la cabeza. Me ha venido a la cabeza cómo me fui de su casa. Como dejé atrás mi sofá preferido mientras él me decía con lágrimas en los ojos que estaba guapísima, que le gustaba mucho. Mientras me decía que me quería. Pero aún así, me dejó marchar y se acostumbró a estar sin mi, a que yo no me hundiera en el sofá.
Y así, de pronto, he tenido claro que lo que ocurrió no fue sólo que tuviera miedo, no fue sólo que tuviera un pasado del que no se pudiera desenganchar, no fue sólo que le diera miedo ser feliz. La verdad, la única verdad supongo, es que no apostó por mi.
No apostó y ahora... ahora no sé si estoy preparada, o dispuesta, o... lo que sea que haya que estar, para correr el riesgo otra vez.
No nos vemos mucho, pero sé como sonríe... y la de ayer no fue igual, pero no apostó.

viernes, febrero 16, 2007

En su sofá

Lo ha vuelto a hacer. Aparecer en un sofá por sorpresa, claro... ¿qué, si no?
Pero esta vez está en el suyo, en su sofá... lejos de aquí, en su casa, más allá del mar.
Aunque no tanto como yo elegiría, empezó el día cerca de mi y ahora, me conecto - sólo un momentito - y le encuentro ahí, en su sofá, adormilado, con su adorado carlino entre los brazos....
Hoy lo he dicho frente a él, y lo repito aquí: la que consiga que él la mire como mira a su querido B., esa, le tendrá a sus pies.
Lo que no he dicho allí, pero sí digo aquí, al calor de mi sofá... es que esa, la que lo consiga, será una tía con (mucha) suerte.
Descansa, estás en casa.

martes, febrero 13, 2007

El David de Miguel Ángel estuvo en mi sofá

Lo he descubierto esta tarde, de pronto, como una especie de visión...
Él, el hombre que apareció en mi sofá... ha aparecido esta tarde ante mí como una especie de negativo del David de Miguel Ángel.
En lugar de blanco, oscuro; pero igual que él apoyado sobre su cadera, con unas manos grandes, fuertes, extrañamente descompensadas en un cuerpo en el que todo lo demás es armonía, musculosa armonía.
Nunca antes del David había tenido una visión de perfección semejante. Nunca antes de hoy había visto un sueño de piedra convertirse en realidad de carne y hueso.
Quiero que esas manos vuelvan a mi sofá...

domingo, enero 28, 2007

Como en mi sofá, en ningún sitio

Los tres tíos más guapos de mi lista de contactos son ahora mismo (domingo, 13.03 h.) los únicos enchufados en mi messenger, ¿y qué voy a hacer yo en lugar de buscar el calorcito de una buena conversación?, meterme en la ducha y echarme a la calle a pasar frío.
Pero, los domingos a veces son así de traidores: uno es mi ex, otro es un compañero de trabajo que se empeña en llamarme jefa (juro que no lo soy) y el tercero... el tercero es el hombre tumbado en mi sofá... pero no contestó a mi último mensaje...
Me voy a pasar frío un rato, y luego vuelvo al sofá... que es donde mejor se está.

jueves, noviembre 23, 2006

Tumbado en mi sofá

Ahí es donde encontré de pronto al último hombre de mis sueños, y no lo digo por aquello del príncipe azul (que luego siempre destiñe y se va quedando de un verdoso que al final te sale rana); nada que ver.
No era el hombre ideal, ni siquiera se le acercaba... pero era - 'ouuu yes', lo era - el hombre que había protagonizado mis últimos sueños... ¿interesantes?, sí... bastante interesantes diría yo...
¡Diosssssss! ¡estaba en mi sofá!!! ¡el mío!! y tenía una sonrisa que prometía grandes momentos de gloria, un momento, dos momentos, tres momentos de gloria...
¿Demasiados para tan poco rato?
Si es tu sofá y es el hombre de tus sueños... nunca es demasiado...

viernes, julio 28, 2006

Visto/oído desde mi sofá...

"Qué máquina más aterradora es el ser humano. Un amasijo de indicadores, viales, contadores,... de los que sólo podemos leer unos pocos, y esos pocos, tal vez, sin ninguna precisión"

(One Tree Hill)